Foto: Alberto Rivas Rodríguez

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Inventario 11192
Clasificación Genérica Cerámica
Objeto/Documento Lécito
Autor/a Pintor del Triglifo
Conjunto Negativo sobre nitrato de celulosa y FM; Ficha antigua 1ª Sección y FM; Negativo sobre acetato de celulosa y FM
Materia/Soporte Arcilla
Desgrasante cerámico
Engobe
Pigmento
Barniz antiguo
Técnica Técnica de fondo blanco
Pintado
Cocción mixta
A torno
Engobado
Barnizado
Dimensiones Diámetro máximo = 15,20 cm; Altura máxima = 56,50 cm; Diámetro pie = 9,50 cm
Descripción Una mujer está sentada sobre una tumba. Es la difunta. El torso se dibuja casi de frente. Viste un peplo fino con apóptygma, y sobre sus piernas un himátion morado, que parece desplegarse sobre la tumba para servir de respaldo: asoma un borde de él por detrás del brazo izquierdo. Una mancha marrón marca la masa del pelo. Se individualizan los rizos que enmarcan el rostro. Tal vez lo recoge una ancha cinta. Acaba en un moño que apunta hacia arriba. Parece como si la muchacha reposara en actitud relajada más sobre un lecho suave que sobre la piedra dura de la estela. Hay un sentimiento blando de las actitudes, como en el oler la flor. Pero, a pesar de todo, un aire de pesimismo domina en esta figura ensimismada. Sus pies reposan apoyándose ligeramente sobre una protuberancia del suelo, como si se tratara de un cómodo escabel.
A la derecha se distingue la figura de un varón barbado, que apoyado en el báculo, contempla la tumba. Viste himátion a la manera masculina, quedando posiblemente desnudo el hombro izquierdo. Uno de sus pies está apoyado sobre el suelo; hemos de suponer el otro, doblado por la rodilla, pero no quedan testimonios del dibujo. Al otro lado de la tumba, una mujer equilibrando la composición. Viste quitón transparente y encima un manto cuyos pliegues recoge con la mano izquierda. Su cuerpo forma una delicada espiral, con toda una gama de movimientos potenciales, amanerados. Entre ellos, el gesto de su mano derecha, que parece sostener dos objetos inidentificables: ¿un frasco?, ¿una caja ceñida con una corona de hojas grises? Por último, se yergue a la izquierda, bajo las asas, un árbol de hojas violetas y ramas marrones.
No es extraña la presencia del árbol en las escenas funerarias. Relacionado con los relieves helenísticos en los que rodea al árbol una serpiente, animal telúrico. La costumbre de plantar árboles junto a los cementerios debió extenderse desde Oriente; se testimonia ya en Homero: la higuera sagrada junto a los muros de Troya señala la existencia de una tumba. En las Leyes, Platón da normas sobre la plantación de árboles junto a las tumbas. La relación del árbol y el motivo funerario se documenta en epigramas de la Antología griega. Es posible la relación temática entre el árbol y la muchacha difunta oliendo la flor. Primero, domina en esta escena el tema de la despedida de la vida, expresado en una acción en torno a un elemento sensible: la flor y su perfume. La flor en manos de una mujer es un motivo de vieja raigambre en el arte griego: recordemos las kórai arcaicas. Aparecen en manos de diosas o de mujeres que participan en el ámbito de lo festivo, como en las escenas arcaicas de muchachas en las fuentes. Sería, pues, un símbolo de clase social, de acción sagrada, de manifestación de un instante de la vida. Pero bajo este significado primario de paisaje real cabe preguntarse por una intencionalidad funeraria, por un paisaje simbólico latente bajo el paisaje real: junto al reino del aquende, el del allende, el de la vida fácil, bienaventurada del difunto en un paisaje idílico, de flores, en esa estancia cómoda y suave o lugar de los bienaventurados, que nos describe Píndaro en sus trenos.
La mujer, fácilmente recostada sobre la blandura de un lugar que se nos muestra exteriorizado en una tumba, se deleita absorta en el perfume de una flor. Frente a ella, la imagen bella, idealizada de un árbol. Los que quedaron en la tierra -que aquí la visitan- no son sino presencias ausentes e invisibles a sus ojos. Su cuerpo ha quedado liberado de trabajos y de penas. Pero, con todo, la figura y, en su conjunto, la escena aparecen imbuidas de un pesimismo profundo. En la posición cómoda de la mujer hay también mucho de hundimiento y de apatía, de ausencia de un ansia verdadera de vida. Imagen evasiva de una vida feliz que nos sitúa en la cargada atmósfera de hundimiento humano de los años casi finales de la guerra del Peloponeso.
Iconografia Escena funeraria; Árbol; Bastón; Figura masculina; Figura femenina; Flor; Estela
Datación 415[ac]-410[ac]
Contexto Cultural/Estilo Cultura Griega
Época Clásica
Lugar de Producción/Ceca Ática
Lugar de Procedencia Atenas(Ática, Grecia)
Historia del Objeto Expedición de la Fragata Arapiles
Forma de Ingreso Donación
Catalogador Antigüedades Griegas y Romanas
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Foto: Alberto Rivas Rodríguez

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